El ritmo constante del scroll me hipnotiza, navego por mi feed, miles de rostros repitiendo los mismos gestos, las mismas frases, los mismos movimientos sincronizados. Como un eco infinito que rebota entre pantallas
No se pero siento que nuestros deseos se han vuelto un carrusel digital que gira sin parar, cada scroll nos promete la próxima gran cosa, el próximo destino, el próximo producto que completará nuestra vida. Como un amante de la tech veo a diario cómo la tecnología amplifica este ciclo construimos herramientas que prometen conexión pero que a menudo nos alejan de las experiencias auténticas
El otro día, durante una reunión de desarrollo de producto, una clienta compartió algo perturbador «Ya no sé distinguir entre los recuerdos reales y las fotos que tomé»
Sus palabras resonaron como código mal escrito, exponiendo un bug en nuestro sistema operativo social … es brutal verdad !
La innovación ha muerto pero no por falta de creatividad, morimos de sobredosis de lo familiar. Nuestros cerebros, saturados de dopamina digital, solo responden al confort de lo conocido. Los algoritmos nos sirven más de lo mismo como un chef que solo cocina nuestro plato favorito
Atrapado en este bucle. Un like accidental desencadena una avalancha de contenido clonado. Las redes sociales se han convertido en una fábrica de copias, cada una un poco más diluida que la anterior, como un juego de teléfono roto donde el mensaje original se distorsiona hasta perder su esencia .. asi lo veo
Personalmente vivo en esta contradicción diaria. Cada producto que desarrollo, cada decisión estratégica que tomo, podría estar profundizando la adicción digital que critico. Mis decisiones construyen las mismas jaulas doradas que nos atrapan a todos. Cuando analizo métricas de engagement o apruebo features diseñadas para mantener usuarios enganchados, siento el peso de esta dualidad. Es como ser bartender en tu propia fiesta de sobriedad. Pero quizás esta consciencia es el primer paso para liderar hacia una tecnología más humana
Entre métricas y decisiones de producto, empiezo a ver que la verdadera innovación radica en romper estos patrones en atrevernos a ser originales aunque eso signifique menos likes, menos shares, menos validación instantánea. La autenticidad se ha vuelto un acto de rebeldía en la era de la repetición digital
O quizas diseñar tecnología que nos ayude a estar más presentes, creo que a veces el mejor pixel es el que nunca se captura, es el que queda marcado en nuestra mente y corazon, y porque no desarrollar tecnología que nos devuelva a lo real, a lo tangible. Que potencie encuentros genuinos en lugar de simulaciones perfectas para las redes.
Mientras cierro la app me pregunto si estamos condenados a este ciclo infinito o si todavía hay esperanza para la originalidad en un mundo adicto a los ecos.
Exprésate. Aquí, tu voz importa