El otro día me encontré sentado en mi oficina en Kuala Lumpur, mirando por la ventana mientras el sol implacable del mediodía malasio brillaba sobre los rascacielos. Me recordó a esos días sofocantes en Argel, cuando el mismo sol mediterráneo se reflejaba en las paredes blancas de la Casbah
Hay algo peculiar en ese momento del día. Es como si el tiempo se detuviera y todo el mundo entrara en una especie de trance colectivo. Los comerciantes cierran sus tiendas, las calles se vacían, y solo queda el zumbido del aire acondicionado como banda sonora de nuestras vidas modernas
Durante años he perseguido el éxito como quien persigue una sombra en este horario – siempre moviéndome, siempre buscando la próxima gran idea, el próximo proyecto revolucionario. Pero últimamente me he dado cuenta de que es en estos momentos de aparente quietud cuando las mejores ideas florecen
El otro día, mientras observaba a una mujer luchando con varias bolsas de compras bajo el sol abrasador, tuve una epifanía sobre un nuevo servicio de entrega que podría resolver este problema tan cotidiano. A veces las soluciones más innovadoras nacen de observar lo mundano con nuevos ojos
La siesta, esa tradición que tanto critiqué en mis primeros años como emprendedor, ahora la veo como un acto de sabiduría ancestral. En ese limbo entre la productividad mañanera y el segundo aire de la tarde, existe un espacio para la contemplación que nuestra cultura startup raramente valora
Me he dado cuenta de que mis mejores decisiones de negocio no surgieron en reuniones frenéticas o sesiones de brainstorming, sino en estos momentos de calma forzada, cuando el sol está en su cénit y el mundo parece ralentizarse
Quizás sea hora de que repensemos nuestra relación con estos momentos «muertos». En lugar de luchar contra ellos, podríamos aprovecharlos como espacios de innovación silenciosa. Después de todo, el verdadero arte del emprendimiento no está en moverse más rápido, sino en saber cuándo detenerse y observar
A veces me pregunto si no estamos tan ocupados persiguiendo el próximo gran éxito que nos olvidamos de mirar hacia arriba y contemplar el sol de las 2 de la tarde
Escribo en la sombra del pasado, mientras el futuro se desvanece.
Exprésate. Aquí, tu voz importa