Una de cada cinco canciones nuevas ya no viene de un estudio ni de un músico real. Sale de una máquina. Veinte mil pistas al día entrando en plataformas que no dan abasto ni para revisarlas. El crecimiento no es lineal, es explosivo. Y nadie está preparado.
Spotify dice que no controla las herramientas de los creadores, solo cómo se presenta la música. Mientras tanto tuvo que borrar temas falsos colgados en el perfil de un artista muerto. YouTube limita la monetización de la IA, pero miles de canales siguen cobrando sin aportar nada. TikTok mete pegatinas y hashtags, como si un sticker pudiera contener un tsunami. Apple finge silencio mientras Universal grita que su catálogo se está usando sin permiso. Y Deezer presume de un detector al 99,8% que en realidad no para nada, solo aparta canciones del escaparate principal.
No es un debate técnico. Es una guerra de poder disfrazada de innovación. Plataformas contra discográficas. Algoritmos contra creadores humanos. La ley corriendo diez pasos por detrás mientras los modelos se entrenan con millones de obras sin pedir permiso ni pagar. Un estudio calcula que los ingresos de música generada por IA saltarán de 100 millones en 2023 a 4.000 millones en 2028. La escala ya no es marginal. Es sistémica. Es el modelo entero el que tiembla.
El público escucha sin saber qué hay detrás. Una banda de IA consigue un millón de oyentes mensuales en semanas. El fraude se mezcla con la experimentación creativa. Y las plataformas juegan al policía y al ladrón mientras inflan sus catálogos con ruido artificial que devalúa todo lo demás. Los sistemas de detección fallan, etiquetan mal, confunden artistas reales con clones. Y en medio de este caos la confianza desaparece.
La industria musical nunca fue pura. Pero lo que viene no es evolución, es sustitución acelerada. Quien no entienda que la máquina no compite, devora, está muerto en el tablero. Los próximos años decidirán quién sobrevive y quién queda reducido a fondo de catálogo. No se trata de talento ni de marketing, se trata de control de datos y velocidad de adaptación. Los ganadores ya se están posicionando. Los perdedores todavía creen que tienen tiempo.
Exprésate. Tu voz importa