España Vive del Turismo al Borde


El turismo español está rompiendo récords mientras muchos aplauden sin ver el filo de la navaja. Tres millones de personas trabajando en el sector antes de arrancar la temporada alta. Nunca visto. El país entero celebrando cifras como si fueran garantía de futuro cuando en realidad son una señal de dependencia peligrosa. Demasiado peso en un único motor. Si se para, todo se hunde.

El calor revienta ciudades. Málaga llena, Sevilla hirviendo, Barcelona saturada. Los hoteles y restaurantes sobreviven fichando personal que en octubre no sabrán cómo mantener. Jornadas maratonianas, salarios ajustados, falta de personal cualificado porque el mercado se quema rápido. Y cada verano el listón sube, las expectativas suben, la presión sube. Esto no es crecimiento sano, es sobrecarga.

Los turistas siguen viniendo, pero cada vez gastan menos por cabeza. Buscan barato, buscan rápido, consumen menos en la calle porque el calor los encierra en espacios con aire acondicionado. La experiencia se degrada. Las ciudades se desgastan. El personal también. Y mientras, la economía se acomoda a que el turismo pague la fiesta de todos.

Este año el récord es de empleo. El próximo podría ser el de cierres cuando la temporada flojee y las reservas bajen. El que no diversifique ahora, el que no aprenda a generar ingresos fuera del pico de verano, va a quedar fuera. En este juego no ganan los que aguantan más. Ganan los que se mueven antes de que el viento cambie.

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