España Pierde Empresas por la Luz


La electricidad en España no sube. Se dispara.
Un 40% desde abril y la mayoría ni se ha enterado porque la factura llega como un zarpazo lento. El apagón fue la excusa, lo de ahora es la nueva normalidad. Y esa normalidad revienta márgenes, destruye competitividad y deja a muchas empresas atrapadas con contratos que hoy parecen una condena.

Cada euro que se quema en la factura no vuelve. Cada mes que se deja pasar es otro clavo en el ataúd de negocios que ya estaban al límite. Industrias que compiten en Europa no aguantan esta escalada porque Alemania, Francia, Italia ya están blindando costes. Aquí seguimos improvisando. Los bares, las fábricas, los comercios, todos tragando mientras los números rojos se multiplican.

El dato que nadie quiere mirar de frente: el recibo medio en pymes intensivas en consumo ya pesa más que la nómina del personal clave. Eso es insostenible. Y cuando lo insostenible se prolonga, se rompe. Primero cierran los pequeños, después vienen los medianos, al final caen gigantes.

El mercado no espera a que la política despierte. El mercado premia al que mueve rápido y castiga al que se queda quieto. Adaptarse ahora es sobrevivir mañana. El que no cambie modelo de consumo, renegocie contratos o invierta en alternativas, queda fuera. Porque la factura no va a bajar sola. Y porque en esta guerra silenciosa entre costes y liquidez, no hay empate posible. O se gana control o se pierde todo.

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