El mercado hipotecario en España se ha vuelto una trampa disfrazada de oportunidad. Todo el mundo corriendo a firmar, bancos soltando crédito como si no hubiera mañana, promotores celebrando como si fuera 2006. Esto no es crecimiento sano, es fiebre. Y la fiebre siempre termina igual, con sudor frío y resaca. El Banco de España ya está moviendo ficha para poner límites. No por prudencia, sino porque ve el riesgo de un frenazo que puede partir rodillas.
Los precios suben más rápido que los salarios, la deuda de las familias se dispara y los tipos ya no están en mínimos históricos. La gente firma hipotecas a 30 años como si su empleo estuviera blindado, como si la economía global no pudiera torcerse de un mes a otro. Y cuando el crédito se cierra, el castillo se derrumba. Nadie quiere recordarlo, pero el mercado ya ha vivido esto. Y no perdona a los que llegan tarde a entenderlo.
Hay datos que duelen. El número de nuevos préstamos crece a doble dígito interanual. Los plazos se estiran para maquillar cuotas que en realidad son bombas de relojería. En un país con #paro estructural y una productividad estancada, la deuda barata es puro veneno si no sabes manejarla. No es un ciclo para improvisar.
Los próximos meses separarán al que lee el mercado del que se deja llevar por la corriente. Los primeros preservarán capital y posición. Los segundos verán cómo su patrimonio se evapora mientras miran atrás buscando culpables. El #mercado no es justo ni injusto, es implacable. El que no entienda que esta fiesta se está acabando, será el que pague la cuenta. Adaptarse ahora no es una opción, es #supervivencia.
Exprésate. Tu voz importa