Esto no es una alerta. Es una sentencia. Andalucía se va a tragar una pérdida de 509 millones de euros y 9000 empleos por culpa de unos aranceles que todo el mundo veía venir y nadie quiso enfrentar. Y eso es solo el principio.

Mientras algunos aún están vendiendo discursos vacíos, el mercado ya les está dando bofetadas con datos. Si exportas, ya estás jodido. Si dependes de Estados Unidos, mejor ve buscando plan B. La industria agroalimentaria se está desangrando en directo. Pero claro, sigamos hablando de “potencial” y “resiliencia” mientras la gente pierde el pan.

Las pymes no están preparadas. No tienen músculo, no tienen estrategia, no tienen margen. Van a caer en cadena. Las grandes lo sabían y llevan años diversificando. La clase política solo corre cuando ve la sangre en el balance.

Y nadie lo dice claro: esto no es culpa de Trump. Es culpa de un modelo basado en esperar subvenciones y depender de un solo cliente. Lo demás es humo. Europa no te va a salvar. El Gobierno tampoco. O cambias ahora o desapareces.

Las cifras no mienten. Cada semana de inacción te deja más expuesto. Los despachos están llenos de planes estratégicos que no sirven ni para envolver pescado. La única ventaja competitiva que queda es la velocidad.

El que se adapta, vive. El que espera, cierra. Así de simple.

El #comercio exterior está dejando cadáveres. La #industria local está sola. El #mercado global no tiene piedad.

Que no se te haga tarde.