Peor agosto en seis años.
El calendario laboral lo explica como estacional, pero 200.000 cotizantes menos no es rutina. Educación borra 76.000 empleos en un mes. Servicios arrastra otros 22.000 al paro. El ministerio repite que el saldo anual sigue positivo, más de 476.000 afiliados en doce meses, el mantra de que la serie histórica aún aguanta.
La contradicción: se celebra un récord de afiliados totales, 21,6 millones, mientras se normaliza que cada agosto destruya empleo a doble dígito. La estadística se maquilla con el promedio interanual, el ruido encubre que los indefinidos a tiempo parcial caen más que nadie. La #narrativa oficial se sostiene en agregados, no en la fragilidad de los contratos que se firman y se rompen al mismo ritmo. Mujeres pierden más que hombres, 103.000 frente a 96.000, y aún así se vende como avance que haya más cotizantes femeninas que nunca.
El #mercado laboral parece estable porque las series suavizan lo que en la práctica es precariedad rotativa. La hostelería apenas pierde 1.200, se lee como resiliencia, en realidad es clima extendiendo el verano turístico un mes más. El paro juvenil sube 2,1%, menor a la media histórica, pero sigue siendo el colectivo con más volatilidad oculta. Se firman 10 millones de contratos en ocho meses para sostener poco más de 21 millones de afiliados.
La deriva se nota en la composición: más mayores de 55 y más jóvenes que cotizan sobre bases altas, pero un hueco en el medio. Industria y construcción suman parados, aunque pequeños, como si fueran ruido, hasta que no lo sean. Lo que se vende como recuperación es en verdad #rotación.
Silencio en el dato más simple: la destrucción de empleo en agosto 2025 supera a la de 2024, que ya había sido la peor desde la pandemia. El patrón se convierte en normalidad estadística.
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